Por Diego Imperio, Presidente & CEO de Ricoh Latin America
Buenos Aires, septiembre 2020 - Cuando la situación del Covid-19 estalló en América Latina y el entorno se volvió incierto, los propósitos para las empresas y sus líderes se veían claros: cuidar la salud de los colaboradores, salvaguardar el negocio intentando actuar con agilidad. A medida que superamos lo peor de la emergencia sanitaria, aparecen nuevas incógnitas, no tan simples de responder. ¿Qué es lo que viene después? ¿Qué cambios serán definitivos, cuáles se revertirán? ¿Qué panorama define el nuevo normal? ¿Hasta cuándo seguirán nuestros procesos recibiendo el impacto de cambios abruptos? ¿Cómo mantenernos relevantes, cuando las necesidades varían tan rápidamente?
El cambio que transitamos, si bien es una experiencia global compartida, no deja de implicar el esfuerzo extra de mantener una presencia firme y segura de cara al mercado: la pérdida de competitividad no es un lujo accesible en un contexto de crisis. Esta seguridad sólo puede alcanzarse a través de trabajo duro, planeamiento y replanteamiento de estrategias, que no reemplazan, sino que se suman a las ya cargadas dinámicas regulares de negocios. En los líderes recae la responsabilidad de alcanzar el equilibrio entre mantener las empresas activas y redefinir su futuro, mientras se aseguran de orientar, decididamente y con empatía, la adaptación cultural de la estructura interna.
Las empresas, independientemente del sector al que pertenezcan y del tamaño que tengan, necesitan afrontar los nuevos retos de la economía para ser competitivas y no perder de vista las nuevas reglas del juego. Ya hemos visto que no todas las conversaciones y problemas se pueden resolver en una llamada de videoconferencia. El equilibrio reside en aperturas escalonadas, con acceso limitado a las instalaciones y respeto del distanciamiento social. Pero estos procesos y redefiniciones requieren atención y tiempos que las antiguas dinámicas de trabajo no dejan espacio para contemplar.
Con la ejecución de las estrategias de retorno, ¿cuál es el siguiente paso? En Ricoh, empezamos a través del liderazgo enfocado en las personas. Promovemos hace tiempo el empoderamiento del trabajo digital; frente a este desafío, nos enfocamos además en comunicar cualidades de liderazgo como la empatía, la comunicación y la flexibilidad: incentivando a la fuerza laboral hacia una mentalidad de auto-motivación, logramos que ellos a su vez impulsen con convicción el cambio positivo hacia los clientes y la comunidad. Para nosotros, es fundamental inculcar estos valores desde la dirección, y dar lugar al desarrollo de equipos cohesivos y comprometidos en esta nueva realidad.
Sabemos que adaptarse y cambiar los negocios no son victorias rápidas. La propuesta de Ricoh para ayudar en estas transiciones reside en utilizar la tecnología para aumentar la individualidad y la productividad de las personas y organizaciones en sus lugares de trabajo digital, donde sea que estos se encuentren. Esto se logra transformando los procesos de negocio con tecnologías de punta, como Robotic Process Automation (RPA) y Business Intelligence (BI), por ejemplo. La apuesta de implementación de estas TI permite liberar tiempo de líderes y empleados para atender necesidades de valor, tanto internas como para sus clientes, acelerando así la toma de decisiones e impulsando lo que consideramos un factor esencial para el crecimiento y desarrollo de una nueva cultura empresarial en la nueva normalidad: la innovación.
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